La poesía de las paredes
por Ana Teresa Toro Artículo sobre el proyecto Reverberación El Nuevo Día, 5 de agosto, 2010, páginas 78-79 |
Bastó que dos niñas entraran al Museo de Arte Contemporáneo el domingo pasado para que la artista Nayda Collazo-Lloréns diera un giro a su obra.
Las pequeñas observaban la sombra de sus siluetas proyectarse en una de las salas en las que recién se establecía la artista que, justo ese día, comenzó a trabajar en la obra que realizaría durante su residencia de una semana en el Museo de Arte Contemporáneo. El proyecto “Reverberación” integra el Taller Vivo: DocMac curado por Carmen Oquendo-Villar en el marco de la serie de exposiciones “Careos/Relevos” que celebra el 25 aniversario del MAC y que ha estado bajo la curaduría de Liliana Ramos Collado. El resultado de esta semana de creación ante los ojos atentos del público visitante, se presentará mañana a las 7:00 p.m. y el público tendrá oportunidad de verlo en el horario regular del museo hasta el domingo. A lo largo de estas residencias los artistas debían escoger una obra de la colección permanente del MAC y entablar una conversación fresca con la pieza dando paso a nuevas lecturas; así como las reflexiones que presupone un aniversario. Collazo-Lloréns optó por explorar el edificio completo como estructura histórica y obra arquitectónica. Durante su residencia, que ha tenido como base la Sala de Proyecciones y Documentales, la artista utiliza el MAC como sujeto y como contexto para producir una serie de instalaciones de video que intervienen en diversos espacios. “Estoy más bien reaccionando al edificio. Soy santurcina y mi familia es de Santurce. Para mí el proyecto tiene un matiz muy personal, mis tíos estudiaban aquí y los he entrevistado sobre ese pasado. Recuerdo caminar por aquí al frente con mi abuelo”, explica la artista visual conocida por su obra en medio mixto sobre papel y canvas, vídeo, instalaciones e intervenciones públicas. Aún con esa memoria fragmentada de la edificación, que en el pasado fue la antigua Escuela Rafael M. de Labra, la artista asegura que su mirada es actual y “más poética que nostálgica, hay mucha poesía en las paredes”, describe para quien el proceso creativo ha sido por demás estimulante. De hecho, la escena con las niñas fue el detonante para que integrara, como parte de la instalación, proyecciones de las personas que van entrando a la sala. “El cuerpo mismo se proyecta y se multiplica en las paredes”, describe. “Pocas veces uno tiene la posibilidad de hacer una obra ‘in situ’, ‘site specific’ y definitivamente esta obra no podría ir a otro lugar porque tiene contexto y sentido aquí”, elabora. La pieza muy bien dialoga con el trabajo previo de la artista, en el cual ha abordado más de una vez el tema del pasado y el presente, del espacio interior y exterior. “La parte interior del edificio la miro también como la historia de lo que pudo pasar acá. Hay memorias perdidas. He filmado tanto fuera como dentro de la estructura y quiero jugar un poco con el momento actual y el pasado; ese eco que se escucha”, subraya. “El título no va a la idea de la repetición exacta de un sonido, de un visual sino es un eco que se va manipulando, se pierde a la vez que se multiplica. Aquí por ejemplo el sonido de la calle siempre se escucha”, dice acerca del diálogo que busca entablar por medio de la pieza con la memoria que hay en las paredes de la estructura; esa que, cómo la poesía, se ha concentrado al punto de poder recoger todas las vivencias de una generación en una grieta, en el aire de una sala, en el recuerdo de las risas de los alumnos que le habitaron. Para ello ha puesto su foco en las ventanas; sus rincones favoritos del MAC. “Es muy lindo como metáfora de acceso a esa posible memoria; ese margen entre medio, un portal entre el adentro y el afuera. Son como un túnel, un espacio mental y eso me encanta pues trabajo mucho el paisaje mental, la geografía de las ideas”, reflexiona la artista que como bien dice el título del proyecto, reverberará y logrará reflejos de luz y sonido en una superficie que no los absorberá. Quedará el eco y la memoria rota de la luz. |