Conceptualizando el Tiempo:
Comentarios sobre la obra de Nayda Collazo Llorens por Yasmín Ramírez Ensayo publicado en el catálogo que acompañó la exhibición Tiempo+Consecuencias, Galería de Arte, Universidad del Sagrado Corazón, San Juan, 2000 |
Un respetado profesor de arte observó que el gran arte surge cuando el artista genera preguntas interesantes. La pregunta en sí no tiene que ser original, ya que una respuesta innovadora a lo que otros artistas se han planteado es una manera importante de participar en la historia del arte. Especialmente para el joven artista que quiere crearse un lugar en el mundo. El concepto del tiempo ha sido un tema de investigación recurrente para los artistas del siglo veinte, y la búsqueda de técnicas eficaces para capturar su fluidez ha resultado en asombrosos descubrimientos. Para entender el impacto que la conceptualización del tiempo ha tenido sobre la producción del arte, basta con reflexionar sobre las perspectivas múltiples desarrolladas por los cubistas y los futuristas, el cuestionamiento de la subjetividad del tiempo a través de imágenes oníricas y surrealistas como los relojes doblados, y el uso de la repetición y del recubrimiento en el postmodernismo para negar la idea de la progresión del tiempo.
Nayda Collazo Llorens ha generado un corpus de trabajo que explora la disonancia entre la experiencia subjetiva del tiempo y su medición objetiva. Collazo Llorens utiliza la animación computarizada para producir imágenes densamente estratificadas que simulan los procesos psíquicos asociados con la sintetización de los pensamientos. De la misma manera que al dormir la mente permite una fusión de memorias, de hechos y de sensaciones para producir los sueños, Tiempo y Luz explotan las posibilidades tecnológicas de la animación para manipular y combinar imágenes provenientes de diversos formatos y períodos históricos. Es un “collage” fílmico cuyo significado adquiere mayor importancia al descifrar su contenido. Creado en Nueva York, este trabajo es una meditación sobre el espacio externo y frenético de la urbe. Es un gesto de resistencia que Collazo Llorens emplea para salvaguardar su propio ritmo y para atenerse a la singularidad de su cronómetro interno. La conceptualización del tiempo desde una perspectiva geológica es otra manera de medir el tiempo de gran importancia para Collazo Llorens. Su instalación, Tiempos, esta integrada por una serie de 12 envases minimalistas hechos de acero y llenos de tierra y arena recolectada de diversos lugares del planeta. Esta obra tiene algún parecido con la serie “Non-Site” de Robert Smithson de 1968, cuya fecha coincide con el año de nacimiento de Collazo Llorens. Sin embargo, hay notables diferencias en la intención artística de transplantar muestras orgánicas de un ambiente natural a una galería. El proyecto de Smithson exploró la idea distópica de la erosión de la tierra y el carácter entrópico del tiempo. La serie de Collazo Llorens es más amplia e imaginativa. Su sistema de recolección de especímenes naturales esta más informado por asociaciones poéticas y complementos cromáticos que por protocolos científicos. Su interés en la edad geológica de los objetos se desarrolla de manera empírica al observar cómo el color y la textura de esos objetos cambian a través del tiempo. Las instalaciones Tiempos y Ceremonia II se pueden apreciar por sus cualidades formales y por su escala tonal, pero también funciona como un recordatorio al espectador de los peligros ecológicos que azotan a nuestro planeta; peligros que Collazo Llorens no nos permite el lujo de ignorar. Transformación nos brinda una visión general de la trayectoria de Collazo Llorens, y de su manejo y control sobre lenguajes artísticos tradicionales. Es una obra interpretada en lienzo y ordenada en serie, utilizando una diversidad de materiales. Con este trabajo, Collazo Llorens nos invita a estudiar la arquitectura de su vocabulario: auto-retratos, imágenes digitales, símbolos abstractos, números y formas geométricas como el círculo, que tal vez representan la naturaleza cíclica de la vida. Esta instalación demuestra que Collazo Llorens es un artista capaz de regresar a su punto de partida, sin interpretar ese regreso como un callejón sin salida. La magnitud y el enfoque reflexivo que originaron esta exposición aseguran que la obra de Collazo Llorens pasará la prueba del tiempo al continuar cuestionando sus mecanismos. traducción: Laura Pérez |